Dios manifiesta su poder sobre aquellos que humildemente apelan a su amor y misericordia y depositan su fe y esperanza en Él. Leemos que “en Nazaret no creyeron” y desde allí se valida el dicho que ”No hay profeta sin honra sino en su propia tierra.”
"Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?" Juan 18:37-38
Todo lo que percibimos en nuestra vida de paso por el mundo, es solo una apariencia: la belleza, la fuerza, la sexualidad, la sabiduría, las riquezas, la religión, el poder, la política, el placer, etc. Aparentemente todas éstas manifestaciones, dones, habilidades y talentos humanos son de gran relevancia y estima para todas las personas sin excepción, sin embargo no llenan en verdad nuestros corazones, y aunque nos gastamos toda nuestra existencia para poseer tales cosas, un día tarde o temprano, descubrimos que lo único que hicimos fue vivir para el mundo y padecer aflicciones. En Juan 16:33 leemos: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
Hay cosas que usted las arregla con una llamada, una mirada, un acto simple. Hay cargas que usted puede llevar en un dedo, en una mano, en dos manos, pero otras necesitarán ayuda de tu familia y amigos y muchas manos y fuerza.
Pero hay cosas tan pesadas que sólo se mueven con grúa y otras tan grandes que sólo la mano De Dios puede moverlas. Una enfermedad incurable, un vicio recurrente, un pecado esclavizante, una gran deuda, un problema que te supera.
Requieres de un milagro... del poder, la potestad y la fuerza de Dios. La capacidad de Dios va más allá de nuestras capacidades humanas y son parte de su manifestación de gloria, amor y misericordia.
La Asociación Misionera de Iglesias Pentecostales es una obra evangélica, cristiana, misionera, pentecostal, trinitaria, no ecuménica, de fundamento bíblico, que proclama que el hombre es salvo por fe, por gracia y por Jesús.
AMIP nació para ser una obra de Dios. Para cumplir nuestra misión, se requiere flexibilidad e innovación. Sobre todo, deseamos ser una comunidad de creyentes llenos del poder del Espíritu de Dios.